jueves, 27 de diciembre de 2007

Cualquier mañana en Ottawa...

http://www.youtube.com/watch?v=nZ6TcoSYKFs

jueves, 13 de diciembre de 2007

No se me diga porqué
Se me niega la idea:
A bien tengo ver
Helar los fueros afuera de mi constante
O calentar adentro
En el centro
Se encuentra el fulgor de un sulfato
quejumbrosa lumbre
Que ruge en silencio
Que su ardid se agota en el hambre
Que se agolpa
En la fogosidad de y por
Motivos celestes

Celes implorante
Anhelante suspirante
arrebatante actancioso se jacta
Y declaro mi canto en versos de amor
Que en constante sabor
flamas en sangre
Nado en puentes de sabia
Néctar que aflora en la flor
Afrodi-sacio mis venas pulmonadas
En ondas frondas rugientes
Zafiros del alma máter,
Sinecura extra o para normal
Ánima en gracia
Romperse el y con junto en sistemas
De nomenclaturas ideales
Y rostro acuoso, acuarelo, escudriñante
Del amanecer que allá a su frente florece

martes, 4 de diciembre de 2007

Hala, por listo

Al fin el frío –mi tenaz archienemigo- me ha impedido tomar la bici hoy para desplazarme hasta la universidad… Tuve que caminar. Bueno, pensé, no habrá problema, ahora que he comprado arsenal vestimental como para que me envíen a Siberia. Calzoncillos hasta los tobillos, de lana lanaza. Camisetas interiores de esas que desterré de mí vida hace ya… ¿veinte años? Guantes de esquiador profesional. Gorro lanudo de ninja. Orejeras Made In Toronto (o Trono, como dicen aquí, que no puedo quitarme la idea de la persona que lo menciona aposentada plácida en el water). En fin, tuto, asín que a caminar. Y casi no llego. Hablamos de unos tres kilómetros a pie, en mitad de una civilizadísima ciudad con nieve a la altura de la cintura al borde de la calle, y con suelos de blandiblú resbaladizo… En un momento dejé de sentir la naricita, cubierta con el capuchón de ninja, pues resulta que el vao en el interior de la caperuza blanca se había congelado, y me costó despegarlo de la cara… El motivo por el que me vi obligado a abandonar el cálido hogar fue un entretenido examen de literatura hispanoamericana de tres horitas… Divertido, me he dedicado a cagarme sendas veces en todo aquel que confunde Realismo Mágico y Lo Real Maravilloso en Cien años de soledad, empresa por otro lado inútil –como todo lo referido a crítica literaria-, pero he ahí nuestra labor de futuros críticos, o escritores, o profesores, o nada, o qué sé yo… Así que tras recuperar el calor óseo durante tres horas de examen, emprendí el regreso, y fue horrible… Una de las botas de Big Foot que me prestó Ogui, comenzó a perforarme el talón –de Aquiles, claro… Sólo que en mí todo punto es débil-, y tuve que venir arrastrando una pata.
Hace un par de días llegó Sarah a mi hogar –mi alumna de español/profesora de francés/amiga- y nos contó una peripecia que a ella pareció odiseaica, y a mí solo una anecdotilla sin mayor importancia: se había perdido. Pero no es que hubiera tomado un sentido contrario, o que unos secuestradores la hubieran embutido en un coche, y la hubieran dejado en la otra punta de la ciudad… No, nada pintoresco, sólo cogió la calle antes de mi calle para venir a mi casa… Sólo eso. Yo pensé que vaya aventura, si coges una calle paralela, sólo has de remendar tu error girando por cualquier tangente, y asunto resuelto… Ay, pero el destino cruel… Que haya querido que hoy a mí me haya pasado lo mismo, sólo que con nariz a punto de ceder y desprenderse de mi cara, y arrastrando una patuela. Así que me confundí, sí. Y tras un largo andar, y preguntarme seriamente ande coño sabía metío mi casa, reparé en que había errado. Así que, sonriendo en rememoración de la experiencia que frustrada relatara Sarah dos días antes, torné por cualquier calle para recuperar la mía. Y, hay desgracia, que aquí las calles no son cuadriculás como en mi Madrid de mis amores. Y en seguida vi que la calle no acababa, y desesperado comencé a correr, con mi talón con una rozadura del tamaño de … (nunca se me dio bien esto de “tan tan como…”, sorry). Y venga a correr y avanzar, frustrado ya, para descubrir que la calle daba media vuelta, y me encontraba casi en el comienzo de la misma, es decir, mis 30 minutos de marcha y carrera y frustración y gelidificación nasal y perforación talonal para encontrarme casi en el comienzo.

Al fin llegué a casa. Y acabo de acabar una charla de casi tres horas con Ogui a cerca de Paolo Coelho, pues prepara una exposición mañana para su clase de portugués, y tiene la firma idea de defender al escritor. Idea alabada por mí. Sólo leí “Manual del guerrero de la luz”. Pero mi único argumento, el único que le pude aportar, era el respeto. Si hay gente a quien sirve, hay que respetarlo. Y hay gente a la que sirve. A mí me sirvió. Aunque Augge tiene como cienes de argumentos buenísimos para lavar la imagen del pobre escritor brasileiro. Marcos, a dormir, solo hablas de sandeces, ya, pero estoy fatigado, ya pues a dormir.

Hala, hasta la próxima.

martes, 27 de noviembre de 2007

Le Froi Vraiment

En serio, amigos, el frío aquí no es cosa de broma, como antaño quisieran mis letras plantear…
Cómo empezar esta historia… Bueno, sirva para narrar quizá someramente mi rutina de aquí.
Esta mañana me levanté no demasiado tarde. Ayer dormí bien. Veo desde hace dos noches la película de LOS DALTON, sombríamente graciosa, con un pésimo doblaje que me hace sonreír. Entonces no amanecí tarde. Me levanté, y lo primero que vi al salir es un zombi bien parecido a Ogui que deambulaba por la casa. “Ey, wei, qué tal durmió”, y otro espectro con mi forma, que él debió ver, contestole, “rebien, boludó, esta noche descansé”. Así sucedió la mañana entre crêpes y café, y alguna historieta que nos contamos este hombre y yo. Luego estudié un poquito. Extraje algunas citas de un libro acerca del Realismo Mágico y Lo Real Maravilloso. Dos cosas bien distintas, y que me planteo demostrar sus diferencias con ejemplos de Cien Años de Soledad, libro trabajado en una clase que cállate, Marcos, sigue con la historia. A las 12:30 marché a la universidad. Fui a la única clase que tengo los martes (Literatura Española del Romanticismo al Postmodernismo. Vale, amigos filólogos, ya hice esta asignatura en Madrid, pero es un secreto). Luego había quedado con Sarah, una mujercita francesa muy agradable, a la que doy clases de español que ella me devuelve amable en francés. Comimos en su casa, charlamos de una fiesta de Bellas Artes a la que fue ayer con Queralt, y luego nos dispusimos a trabajar un poquito. En tal momento, yo que vime apoltronado en el sofá, le dije, ays, nena, no te creas que tengo muchas ganas yo de trabajar… a lo que ella contesto, c’est vrai ? Ha ha, c’est bon, parce que moi non plus. Entonces, quieres que vayamos a mi casa y veamos una peli, a la par que me quedo dormido un rato? Ouiiiiiii. Ale, Aller. Apocalypse Now. No la había visto –y más o menos sigo sin haberla visto-. La peli no es mala, parece muy buena, pero muy rara, y supongo que es de rigor decir que si es rara es buena. Bueno, qué sé yo. Era en inglés americano –acento de marine en Vietnam, aun peor-, con subtítulos en francés y con sueño y dolor de cabeza, así que no me enteré mu bien… Bien, tres horas de movie, que se dice pronto. Naturalmente ya era de noche casi después de comer. Me puse –viendo el panorama- el despertador a las 20:00, pues había quedado con Queralt para ir al Café Nostálgica –un café en el recinto universitario- a eso de las 21:00… Así que sobre las 20:30 comencé a prepararme. Ogui me había dicho que vendría conmigo. De hecho en ese momento entraba mi buen amigo por la puerta.
(Un pequeño inciso, para contar una rutina que se repite a diario, y que considero importante como implemento complemento al final desta mi historia: cada día, cuando me voy a clase o a otro lugar, Ogui me grita desde el salón: “se cuide, wei, que no se te congelen los cojones”. Y yo río, y marcho.)
Bien, continúo. Entraba Ogui en tal momento por la puerta, y le dije: “Ey, boludo, te vienes pal nostálgica o qué”, y me miró haciendo oscilar su dedo frente a su cara como un viejo metrónomo “no, wei, yo no salgo con este frío”. Y lo dice un canadiense. Alguien acostumbrado al frío de aquí. Pensé que buf, que debieran facer los fríos que la mirada y palabras de aquel hombre describían, y cuan la dureza y cuanta la pereza de coger la bici ahora y andar mis veinte minutos entre nieve y hielo –no he dejado de montar a Amelie (a un lado, lujuriosos, que os veo venir) para ir a clase. Al borde de la muerte un par de veces, pero no me gasto un céntimo más en el autobús de aquí, que me arruino-. Así es que me planteé quedarme en casita. Además Ogui fue quitarse el abrigo, gritar desde la cocina si habíamos comido, weis, y ponerse a cocinar comida japonesa… En fin, que me quedé a cenar con él y Sarah, hablamos de cine y de caballos, y se rieron otro poco de mi francés, que viene siendo habitual –cuando vengan a Madrid se van a cagar. Es broma. Estos en concreto se ríen sin picardía, pero hay otros que… Marcos, sigue-.
Pero había un motor que me hacía no detener mi intención de mover mi culo dirección Nostálgica. Un interés despierto, pero oculto entre la rutina. Todos los martes toca allí un grupo genial, PEOPLE PROYECT, una mezcolanza creativa y conseguida entre el jazz más o menos latino y la samba y la vossa. Parte del grupo está ahora en Europa de gira –creo que pasarán por Madrid-, y aquí quedó uno de ellos: un chavalito de Brasil muy jovencito que toca la guitarra y canta a un nivel al que podemos referirnos como “virtuoso”. Con frescura y talento. Bueno, en un par de ruedas de Samba a las que he ido con Ogui, con la flauta latiendo bajo mi brazo, he coincido con este muchacho, Romel, y ya hacía un tiempo que me decía que cuando el resto de People Proyect se marchara quería que tocara algún tema con él en el Nostálgica los martes. Así que hoy era mi día. Con frío y to, agarré la flute y pa allá que me lancé. Un par de momentos en que la muerte blandió la guadaña sobre mi cabeza, pero logré esquivar el filo, y arrivar a buen puerto sano y salvo. Toqué un par de temas con Romel, y hemos concluido que para el martes próximo habremos de preparar más, así que encantado…
Y llega al fin el momento de mi vuelta. Joder. Y aquí retomo la primera frase: amigos, el frío de Canadá no es cosa de broma, y aún no estamos en invierno. Iba totalmente hecho un regalo envuelto con tropérrimos centenares de capas de abrigo. Aún así llegue hecho un cubito. Ahora comienzo a sentir la sangre de mis venas corriendo por las piernas. Acabo de redescubrir que allá en la puntita de los pies tenemos unas cuantas extremidades a las que llamamos dedos. Hola deditos. Ay, mira, se mueven. Al llegar a casa lo primero que hice fue tomar aire cálido del interior, y el contraste fue brutal. Acto seguido surgió una voz de la planta de abajo –territorio Ogui-, que decía “qué tal boludo, todo bien?”. Y le dije, al fin, “Ogui, vengo con los cojones congelados”, y en este caso se trata de una cuestión literal. Andan congelados. Creo que ahora estoy recuperando uno. El otro sigue en el reino de lo incierto. A mis palabras, Ogui sólo respondió una especie de “ahá” que sonó al concurrido “I told you it”. Así es, advertido estaba.
Esto va a cambiar mi vida. Va a cambiar mi rutina. Va a cambiar mi sociabilidad. A partir de ahora quien quiera verme que venga a casa, como el chiste de papá papá quiero ir al zoo anda hijo quién quiera verte que venga a casa.
Pues eso.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Musica y Artico

…y viene el frío y la nariz se congela, y se adentran en los pulmones punzadas y puntales de frío, al paso que gelidifican los conductos que los comunican con el exterior. Y uno se tapa, se abriga, se camufla entre kilogramos de vestimentas invernales, y las gentes ya conversas y aclimatadas a un viento polar, sólo me miran y sonríen y susurran entre el vaho de sus bocas en aquel lenguaje extraño que sólo puedo comprender por los gestos y los ojos…
…y parece que esto es sólo el comienzo, y que el invierno de aquí no lo conocemos allá, y que será de noche a las quince treinta, y que habrá por ahí quien pierda un dedito del pie por congelación, y habrá algún vagabundo –que aquí abundan como nunca vi- que se arrime a un rincón a dormir en la noche, quizá llevado por trompi y compañía, y no vuelva a despertar –pasa cada año-.
…y ya pongo en práctica lo que será mi invierno de aquí: que será tocar y tocar en casa, con Ogui y con quien se preste, y reunirnos en esta u otras casas, y almorzar, y cenar, y ver películas, quizá visitar el cine –existe uno independiente cerca de la universidad, pero las películas son bien remalas-, y por supuesto ir a clase, y leer, y quizá seguir escribiendo. Aunque la proporción musical que invade los días va creciendo, va devorando las otras actividades, y me acuerdo de un Luis Ángel que me decía allá por esas tierras que vivir juntos supondría un rendimiento musical constante que acabaría por construir algo, y así sucede con Ogui, que es una esponja absorbedora de música y expendedora de Samba y Brazil por cuatro de sus cuatro costados, y ahí mixturamos a Brazil con la Irlanda, y el jazz, y el desvarío… Y de momento hay poco constructing, pero en breve, en breve, amigos… Quizá vayamos a España por cuestiones musicales, vamos a dejar que esto siga creciendo… Pero, amigos musicales de Madrid, no os vayáis a pensar: OS NECESITOOOOO.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Et Simon

El otro compañero de piso. Anda suelto por la casa, lo llamas y viene, te lame la mano si se la ofreces, salta si le muestras algo de comida, te busca cuando estás leyendo en el sofá, para acurrucarse y dormir... Es como un perrito!

Y la primera miradita desde la ventana de la casa de Ogui !

...y la ultima miradita por la ventana...

Adieu Gatineau

Ya todo recogido, mi última miradita a la maldita chambre de Gatineau.

Ardilla infraganti basureando

Hay tantas ardillas aquí como palomas allá, por todos sitios, son mansas con los humanos, peleonas entre ellas, y, a veces, algo sucias, como Ramona, que la veis aquí husmeando entre despojos.


Queralt-Caroline-Batucada Montreal

Every Sunday, 17:00, Montreal, batucamiento, no miento, increible, ¿1000 personas? sino casi. (Mis bienamados Hares incluídos, por ahí en su grupito cantando sus cosas).


Interesante conversacion con un Quebecois

-Bulu bulu bulu bulu canadian anglofon shit, francofon Canadian (quebecos) vraiment good!

-Yes yes yes


Primera Sesion en Montreal

sábado, 27 de octubre de 2007

Bouf!

Primer escrito en estado de bourré (pardonnez-moi parce que je ne sais pas exactement comment c’est écrit ça…)
Je viens de una fiesta de estos franceses… Conozco ya unos cuantos. Varias fiestas en chez eux. Muy divertidas, siempre cargando la guitarra, siempre a jouer de lo lindo! Allá conocí a Barht (oui, oui, comme Barth Simpson, il m’ai dit le premier jour), y curiosamente yo ahora habito en la Rue Springfield…
Bueno, el tipo toca música francesa que es una maravilla. Y yo le acompaño con la flauta y la guitarra, y ya hemos tocado en algún pub, así en plan sesioncilla, y tan bien… Los hispanos que aquí nos hallamos no nos vemos apenas, nos conocimos el primer día nos dimos emails, teléfonos, direcciones, pero cada cual a su boliche, los franceses forman cuadrilla y van en grupos a tout lieu, y cuando Barth et moi allons a jouer, vienen todos! Tan majetes, hombre.
El otro día en una fête de esta gente, agarré un buen alcoholizamiento, los que me conocéis, sabéis que no acostumbro a empinar el codo, y con dos cervezas ya toi pa allá. Bueno, aquel día la lengua fluía a cuatro costados, inglés, francés, astrohúngaro. Cualquier lengua que hubierais querido parlar, yo hubiera hablado de Platón y metafísica con todos y a la vez. Sí, tantas conversaciones, y la sensación de enterarme de todo, absolutely!
Claro, eso es “lo que él cree que está pasando”, en realidad alguien me diría guanchufri mon ami, monracotur, rarararmon, y yo –igual hasta contestando en español- “ah, mais oui, bla bla bla- y tan pancho pa otra conversa. Es lo bueno del alcohol, desinhibe. Tira el muro mental que tenemos los que hemos estudiado lenguas y nos toca la timidez, vous me comprenez ? Y ambos entes alcohólicos, cada cual pa su casa pensando “jo, qué bien que he podido hablar con este hombre, no sabía que podía hablar francés tan bien”, y quizá él en la cabeza la charla que acaba de tener acerca de Baudelaire como primer simbolista, y yo pensando que hemos estado parlando del noble arte de atracar los barcos a los puertos de Bretaña.
Ogui, mon nouveau colocataire, dice que cuando estuvo en Brazil, que se ganó la vida como profesor de inglés, tenía un día a la semana que s’appelait “clase en el bar”, y se llevaba a sus alumnos a beber cerevisia, y alucinaba de cómo les afloraba a todos la lengua que ni creían que tenían en la cabeza… Así es. Noto que voy mejorando –sobretodo en francés, pero Mati, Álvaro, no me pongáis a prueba aún, please, que no sé tanto!-, pero cuando me tomo un par de vinos, o un par de cerevisias –siti compulsi, mis queridos filólogos de primero, TOD@S-, parlo que no me conozco…
Bueno, me voy a dormir. Me pondré alguna de las pelis recién descargadas que moran en mi ordenata –ah, qué gran descubrimiento PANDOSERIES, gracias, Armandito!-, aunque me quedaré sopinstan gallinablanca en quelques minutes, pero lo de enfrentarse a los fantasmas del alcohol, en soledad, en desarmonía, no mola…
¡Bueno, salud!

Je me suis fait tout petit...

http://www.dailymotion.com/videos/relevance/search/marcos+ottawa/1

jueves, 25 de octubre de 2007

La era de las fotos, Yiha!!

He he. Algunos muchos de vos, conocéis bien mi relación terrible con los bloggers y toda expresión de su manifestación. Así que, tras tres intentos, ahora dispongo de un blog, y recuerdo al fin mis clavez de acceso (no como aquel otro de meta-marcos no sé qué, que navega a la deriva por los océanos del kairós... Ahora, tras mil y un intentos en soledad, gracias a la inestimable auyuda de Queralt, sé colgar fotos, pardiez! Ya, sé que es la cosa más sencilla del mundo... Pero es lo que pasa en viejos románticos nacidos, como yo, tan sumamente tarde... En fin, serafín, patatas con calabacín, iré colgando fotos y fotos, y videos, quizá. Por depronto, una foto surgida en el albur, sólo medio para probar las capacidades de este ordenador, quedó ahí impresa en la pantalla que véis. Así es que ahí la mantendré:

En orden de aparición de mano izquierda a derecha:

PRIMAVERA (italo-granaína), MARIE-PIERRE (quebecoise), CAROLINE (quebecoise), QUERALT (egpañola y olé).


miércoles, 24 de octubre de 2007

Adieu, Gatineau

Al fin colocado –afuera esos pensamientos estupefaceúticos, maniacos-, me refiero a la maison. Al fin salí del pequeño antro que me procuró el destino. Así es, Gatineau, adiós muy buenas. Gatineau, la parte más próxima a Ottawa de parlamiento francófono, vamos, estado de Québec –y lo llamo estado porque los asuntos nacionalistas me desbordan ya, y no sé cómo decir, que te vas de un país donde afloran por los cuatro costados, lo mismo da aquel lado de río que este, que vienes a la otra punta para encontrar lo mismo. Eso sí, los quebecos son encantadores-. Pero Gatineau es oscuro y aburrido. Desolado. Triste. Descorazonador. Y me he venido a casa de Auggie –lean colgamientos anteriores-. Está en Ottawa, pero en el extremo este, que se respira más naturaleza y menos gris y locura de los contornos universitarios. Y la casa es genial. Auggie es un tipo bien particular: ya os comenté, papá francés, mamá japonesa, ambos profesores de artes marciales, residentes en el Japón, Auggie, 24 añitos, parlante de 5 lenguas, ha vivido estos dos últimos años entre Brasil y Argentina y Uruguay y Chile. Grandes inquietudes. Poeta. Músico. Estudió literatura. Ahora hace turismo –que no es como el de allí-. Se gana las habichuelas como rutero turístico. Canadiense de nacimiento, educado en los Ángeles, acaba de contarme mientras fabricaba crepes, que aprendió el valor de la humanidad y la humildad en sus viajes por Hispanoamérica, lo cual le ha proporcionado un cierto aire taciturno, melancólico, echa de menos aquello, no se ve ahora en estas regiones hiper-ricas, hiper-capitalísitcas, donde prima en todos los fueros juveniles “trabajar para el gobierno cuanto antes”, tener su puestito en oficina, tener su carro, hay quien también su barco, etc. Auggie no se siente ahora de ningún sitio y de todos a la par. Ya lo conoceréis, si viene por la España, o si alguno venís por aquí; sino, ya he comenzado las labores de documentación cinematográfica de mi vida en Canadá. Sé de algunos de vosotros a los que os iba a encantar este Ogui; Dani, Luis Ángel, Antoñete…

martes, 9 de octubre de 2007

Otra vez en Ottawa... Otra vez gris...

Otra vez en Ottawa... Otra vez gris...

sábado, 6 de octubre de 2007

Oh, mon Montréal...

Aqui heme de nuevo, en un teclado francès con acentos alrevès y cosas tales...

Ayer liome la cabeza a la manta, y me anduve con Primavera (amiga italo-granaina), hasta la entrada de la autopista direccion Montreal, y asomamos los dedos, y exposito un cartel versante de :-) MONTREAL :-), y a facer el autoestop su media hora no mas, que nos paro un muchacho en su coche portentoso, y recogionos y pa Montreal, leche.

Dos horas de viaje, parlando con el buen hombre que nos resulto militar, y dijonos que trabajaba con asuntos de satelites, y el hombre conocia recovecos de la ciudad italiana de Primavera... Aunque de Nuevo Baztan, Eurovillas, si quiera de la base de Torrejon de Ardoz, el hombre no sabia ni papa... Y hablando de papas, el hombre era papa de un mozo de 3 annos (y no es mi intencion hincar el pie en la N de tal palabro, como si el muchacho portara tres cosos de descarga rectal, se me entienda... Solo que mi oh amada ENIE esta extinta de estos teclados del primer mundo, y uno no puede a bien comunicarse). El hombre, que fuese a tener mi edad, era militar profesional, anduvo por Afganistan 6 meses pilotando un vehiculo entre campos de minas (y tal y cual a este se le iba un poco el pescao, vamos un flipaete...). Pero el hombre nos llevo hasta Montreal, y nos arrimo a la boca de un metro, y no pudieramos estar mas agradecidos.

Y de nuevo a la maison de Caroline, la amiga de Queralt, donde esta tambien estaba (mas ella vino en autobus, con su clase universitaria, a contemplar exposiciones fotograficas, que en ello consiste su especialidad bella artistica). Y tras una cena fabulosa (Caroline es una profesional en tal arte... Bella artista tambien, de por cierto), nos anduimos para otra fiesta quebeca, y musica y bailoteo y pastel (era el cumpleannos de Marjorie, hombre), pero yo arrimeme a tres elementos con aspecto de friquis, que vertian los liquidos continentes de sus receptaculos en sus gaznates, y parecian de todo(s) reirse. A ellos me sume... Veo que el frances que apenas he estudiado en mi vida, comienza a florecer y fluir, y cada vez mas comodo me siento enre estos quebecos, o franceses intercambiados que de intercambio vienen aqui cual yo. Mas el ingles que durante tantos annos ha estado anclado a mis reales posaderas, desde que contara yo pocos annos, no sale ni p'atras... Y es que ahora me descubro descubridor de una verdad hasta ahora para mi oculta: no me gusta el ingles. No me gusta, y si no me gusta no hay motivacion, y sin motivacion ya puedes apalancarlo y tirar de el, ya puedes colgarle el yugo y tirar con dos bueyes, que por ahi amarrado al cerebro resiste, y no fluye... Pero en Ottawa es ingles o la soledad, asi que en ello seguire.

Bueno, poco mas, a las tres pe eme a otra sesion Cape Breton de music, apártense que voy de vuelo.

Bonne jounrnée, mes amis.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Al fin por fin el fin de los principios

El jueves pasado fui a mi primera jam session irish music. Bien, fue bien. Mucha gente. Un irlandés grande y con gorra de capitán fue muy amable conmigo, me habló mucho, y me enteré de la mitad. Yo asentía sin parar, y sonreía, y sólo cuando se me quedaba mirando –pudiendo yo deducir que aguardaba una respuesta ante una pregunta formulada- pasaba al plan b: “sorry, can you repeat it please, slowly, slowly, please”. Aquel tipo cantaba muy bien, y tocaba la flauta de un modo original, rompiendo un poco con el estilo más tradicional… Aquel hombre, tras la sesión, me presentó a todos, y no recuerdo ni un solo nombre, pero bueno. Mucha gente mayor, la mitad irlandeses, la otra mitad segunda generación de irlandeses en Canadá. Cuando enfundaba la guitarra, presto a marchar, un tipo –de unos cincuenta- que tocaba una mandolina con caja y mástil de banjo me asaltó con algo de urgencia. No quería dejarme marchar sin invitarme a otra sesión el Sunday por la noche. Me dijo que sería con gente diferente, menos y más jóvenes, yop, que he venido a esto, le di mi mail encantado, y me prometió que me escribiría para darme la dirección correcta. El Sunday, ese día tan principal, tan apuntado por tantas culturas, Sun Sun Sun, Sandy, como el postre del Mac, San Dy, Sant Dry, el santo seco (¿), Sun sUn suN, como la canción de los beatles, Sun sunny, calor, otoño, primavera, S, S, day, day, sa, day, turbado yo entre mis pensamientos, turbo, corvo, Satur, Satur, ah, les dije a mis amigas, el SATURDAY hay otra sesión. Así que se dispuso no quedar tal día, pues ya me habían acompañado a esta última, así el sábado por la tarde cada cual por su lao. Pasé todo el sábado leyendo, viendo 1492 la conquista, y parte de Die Hard 4 en inglés –no me enteré de mucho, aunque en estas pelis eso da igual-, y preparándome para la sesión. Al fin vi el mail de este buen hombre banjomandólico, y me dijo que sería en tal dirección a las 9 pm. Ah, qué bien. Ocurrióseme preguntarle si la sesión era every saturdays, y menos mal que el tipo me contestó al momento, y antes de marchar a la misma se me ocurrió have a look el correo, y ¡zas! Me contesta: sundays, no Saturdays. Yes, every. Coño! Menos mal, el sitio está como a 30 minutos en bici… Buf… Bueno, pues nada, a seguir leyendo.
Hoy, Domingo, he ido a la sesión, en mi bici nueva que no cambia la marcha de adelante, ni frena uno de los frenos, pero me la han regalado con cariño y bondad, y me emociono de que gente que no te conoce de nada tenga estos gestos… GRACIAS AMELIE! –se llama así-.
He llegado a la sesión, y un tipo muy majete que venía caminando me ha preguntado: “burubaba burubaba sesion?”
Y le he contestado, “Yes, I’ve come to play… It’s posible”.
“Oh yeah”, contestó él.
“Do you play something?”, yo le pregunté.
“Yeah, flute”.
“Oh, I play guitar”, apunté con tino.
“I know”, rió él, “I see”, -la guitarra abulta lo suyo.
Todo esto mientras intentaba yo sustraer el sillín de mi nueva bici, bien amarrada a una farola.
“Do you think that someone can steal this?” –Alguien sabe cómo se dice sillín? Sí? Y por qué no estabas allí!”
“Oh, I buru buru buru buru I don’t think so?”
“Ah, you don’t think so? It’s ok. Go”.
Y a tocar.

Ha sido genial! Muy poca gente, todos chavales, y tocando de vicio! Mi única pega es que a la mitad otro guitarrista llegó… Tocaba muy bien, y era ciertamente simpático… Pero claro, no mola tocar dos guitarras, y fastidiar al buen hombre el rollo… Así que saqué el bisle, y ala. Me ha servido para darme cuenta de lo abandonada que tengo la flauta, la cantidad de temas que debo aprender aún, y tal y cual y pascual.
Los tipos muy majos. Más o menos me he enterado de lo que me han dicho, salvo en una ocasión, el primer tipo, el que me habló en la puerta, que toqué un tema de Lúnasa –grupo del que se manifestó devoto-, y me dijo:
“Buru buru buru buru”.
Y yo le dije, “eh… Sorry?”
“Buru buru buru buru”, repitió.
“Eh… Sorry, I can not undestand you”.
“Eh…” dijo él, sonriéndo colorau.
“Que ya sabe de donde lo has sacado”, me tradujo una mujer muy simpática que por allí moraba –violinista también, y enamorada de Galicia.

Bueno, y así llegó a buen término la sesión. Ya cuando nos íbamos les pregunté que cómo solían venir (pues el sitio está realmente lejos del centro), y me dijeron que buru buru buru en coche. Y dije yo, “ah, y en invierno cómo debo venir, pues en bici mu mal, no?”, pero en inglés. Y me dijeron que no bus here, pero que un poco más lejos no sé qué, y tal y cual. Así que dije, “Ah, no problem, I’ll buy a… Wait a moment”, les digo, y me lanzo contra el diccionario. Quedaron en silencio, mirándome. Y de pronto digo “¡sledge!” Y todos se quedan mirándome como al principio, sólo les faltó decir salud, hombre, y darme unas palmaditas en la espalda… Hasta que uno dice, “Ah, dog seldge!”, pero no así, algo así como “dog slaeiye”, pero mu rápido. Y al fin todos se rieron… Y una flautista, mu maja también, me dijo que no dijera “ch” al final de la palabra, sino algo así como “y”. En fin, todo muy bien. Mu contento. Pienso volver el próximo Sunday, “Ah, no, no next Sunday, it’s giving thanks, y hay que comer el turkish”, en fin, el pavo y esas cosas de Acción de Gracias que celebran por aquí… Pero volveré a la próxima.

Bueno, c’est tout. Bonne nuit.

jueves, 27 de septiembre de 2007

No, no nos podran paraR.

Me había prometido a mí mismo no escribir en el blog hasta no verme instalado en un sitio al fin, y tener mi propia conexión a Internet. La idea de escribir larga y cotidianamente en los ordenadores de la universidad hacía aguas en el mar de mi ánimo, pues aquellos son de teclas extrañas, sin mi querida Ñ (aycuantolaquiero), y con las interrogaciones, guiones, puntos, en otros sitios ocultos, por ahí a cubierto de mis dedos y necesidades, y al fin cuando daba con ellos, bailaban al refugio de otras teclas y otras combinaciones distintas, y se cerraba el grifo de la prosa, y así no hay quien trabaje.

Ah, amigos, tanto que contar… Mañana hace un mes que partí de la mamá España, y, caramba, cuanto la odiaba allí viviendo, qué mal me caían los políticos y sus discordias constantes, que poco aprecio a los sistemas educativos, qué asco los coches, el gris, los humores que exhalaba el metro entre el alcantarillado –de paso combinándose con los humos de las heces madrileñas-, que miedo las calles por las noches, qué frío, qué calor, cuánta obra, cuánto Gallardo obrero en ciernes de alzar los suelos, cuanto ruido, cuantas nueces, cuanto alquitrán, cuanto asfalto, cuánto as, cuánto falto de tó qué estaba tó… Ay, y cuánto te añoro, Madrid…

Canadá es genial –para los canadienses, y no para todos-. (je).

Durante la primera semana me hospedé en un Hostel llamado The Jail –no en vano fue una cárcel varios cientos de años, y sólo 30 que alberga a elementos como yo-. Mantiene la decoración carcelaria, los habitáculos son celdas, las puertas barrotes, los barros garrotes, y catarros de bote (no sé a qué mí última frase).
En mi segundo día allí, un tipo que allí trabaja regalome una bicicleta, pues le expliqué que me mudaba a Gatineau (consulten ustedes los mapas del google), y el hombre me dijo que tenía una bici en desuso, y que para mí, así los cuarenta y cinco minutos de caminata quedarían no más restados a diez –ustedes perdonen, pero el grueso de mis amigos canadienses se reparten la nacionalidad entre hispanos y franceses no más. Todos geniales sin excepción-. Así acepté la bici.
En mi primer día de bici, sólo me limité a amarrarla con una cadenita recién adquirida –no sin dificultad, pues aún no conocía la ciudad, ni las tiendas, ni los precios baratos, ni los idiomas-. Así la dejé ahí amarradita, y marché a la fiesta de unos compadres franceses que inauguraban piso –esa sería mi primera noche en mi nueva casa en Gatineau, a mis tres cuartos de hora a pie, mis diez en bici-. ¿Pensar en que me robaran la bici? No, hombre, cómo podrían estos cabezas partidas –término evocado por el diseño con que los creadores de Soth Park tuvieron a bien ilustrarnos-; así, con mi querido Michael Moore nadando apacible en el mar de mi cabeza, anduvime hacia la fiesta afrancesada –que de afrancesada nada-. Genial fiesta, de por cierto.
El siguiente párrafo comenzará con el título que aquella noche pensé que pondría a este episodio cuando lo colgara del blog:

ME CAGO EN MICHAEL MOORE.

Un día. Un día, mis queridos amigos. En este país donde la gente duerme con la puerta abierta. Donde en Toronto sólo se ha producido una muerte con arma de fuego en los últimos tropecientos años, y fue de mano y gatillo de un americano huido de la justicia. Un día, y parte de su noche, y, zas, toma, anda, mira, oye, dice, coge, agarra, pilla, como si dijéramos, que fuéramos a decir, que no hemos dicho nada: me robaron la bici, a fuerza de tenaza.

Así es que voy y vengo cada día a Ottawa desde aquí (mis dos horitas mínimas de marcha no me las quita ni el tato); claro que hay autobuses, pero son caros, carísimos. Los tomo de vez en vez, pero la verdad es que se me antoja gustoso pasear por estos lugares, en este momento del año, que hace un calor parece que desconocido por esta gente… Mas en breve habrá unos cuantos centímetros de nieve –por lo menos o más-, y habrá que autobusear…

Pero esto es Canadá, y soy estudiante de intercambio, y en tan poco tiempo conozco casi tanta gente como conozco en Madrid, y debo decir, que, jo, por ahí gente que no tiene de mí más referencia que una cerveza en un bar, y un idioma mal hablado, y un chiste medio chapurreado y gesticulado, y, puf, una muchacha me regaló su bici hace un par de días. Pero también me ha puesto en contacto con un tipo genial –papá francés, mamá japonesa, criado en Los Ángeles, parlante de 6 lenguas, 24 añitos, Ninja, surfer, skater, patinador sobre hielo, un par de años por varios países de Sudamérica, entre otras cosas, de ilegal en Urugay, en una ONG cuidadora de tortugas marinas-, y el tipo me ha dicho que me alquila la parte de debajo de su casa por… No sé, cuánto te va bien pagar, pues no sé, tanto, ah, muy bien, y ala, el uno de noviembre me mudo para allá. Una casa genial, un barrio genial –también algo lejos de la uni, pero tendré bici, y más comunicación…-.



Bueno, chicos, varias cosas más, que ya iré contando.

Un beso a todos.

Espero que todo bien.

Comuníquense no más por mi mail, y yo les responderé en individualidad.

Seguiré escribiendo con algo más de regularidad.

Ustedes miren el blog como les venga en gana, en verdad escribo para mí, que se me olvidan las cosas!

Chauchau.

viernes, 14 de septiembre de 2007

THE JAiL. 10.09.07.

Sólo entre columnas.
Quizá una respiración tras una de ellas.
Mis dedos, mi posarse, mis conocidos, mi recuerdo.
Pienso, y no existo, y no pienso, y existo porque no pienso.

Quiero escribir de secretos. Pero aguardo.
Quiero ser de la prudencia hermano,
quiero sentir el hinojo del alma.

Tengo sueño. Estoy de cuerpo gastado,
estoy de pensamientos muerto.
Estoy entre recuerdos enterrado.

La vida quiere abrirse paso entre el gris de esta ciudad,
entre las columnas y barrotes que cruzan esta cárcel,
entre la gente que habla sola a sus eternos compañeros,
a esos compañeros que son fruto de la locura
quiero cantar.

A vosotros, que vivís tras el igual de la suma,
tras la matemática operada de la lógica,
de la naturaleza violada,

A vosotros, locos, enfermos, de las calles
que sois sólo fruto del vientre materno del humano
voraz que aquí vino a comerse este valle
regado por lagos gigantes y helados.

A vosotros, hijos de los hijos de los hijos de eropeos
de sangre teñida la mente,
civilizadas sus almas de metal y de piedra, y de yeso y ladrillo y cristal
y relojes y balas y sombrero y caminos férreos
con que a poco fueron violándote
Canadá,
y que luego enterraron su propio doble camino férreo,
bajo esta pequeña masa gris de roca que se deshace
con la sal de las lágrimas que brotan al verla…

Con un puñado sensible de catedrales,
que viven nuevas, límpidas, cubiertas con pátina invisible,
por la que resbalar quiere el polvo de los años.

Nuevo, todo nuevo: Capital.

Muerto, todo muerto,
capital te mueves violando ahora el tiempo,
y todos tus pequeños, locos de hambre de verdad,
lanzan sus gritos a sus amigos invisibles,
que habrán de multiplicarlos por cuarenta.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Montreal. 31-08-07.

Estoy aquí.
Esa chispa divina luce adentro.
Se encuentran mis sentidos en posesión de mí.
Mi se encuentra iracundo, y sólo yo vive por encima de mí.
El todo son infinitud de campanas deslumbrantes
que poseen mi visión.
Yo soy desapareciendo.
Mi yo molecular se integra con un todo distinto,
pero compuesto de los mismos árboles,
las mismas ardillas, las mimas bicicletas.
Las personas son el todo y el nada, y el vacío externo y plenitud de las llamas del interior.
Los abejorros pensamientos son lobos e higueras fecundas,
el verde lustroso se luce a sí, se versa y me deja versarlo
y lo inverso es verso, el ver sólo verse
en entidad suprema que irradia metáforas,
en gotitas por la baranda
en conjunto de ellas que forman estanque,
en niño que lo apedrea constante con ramitas,
Que su perro recoge digno a traerlas de vuelta.

El miedo quizá aguarde emboscarme
enterrado paciente en el futuro
Hoy me ha dejado solo con Dios.

Carente de responsabilidades reales,
sólo con sentidos despiertos de niño,
que palpan realidad y tocan certezas
encumbrando en las alturas:

No sabría responder ahora,
no sabría formular pregunta,
no sabría saber,
sabed que el sabor del saber es
para sólo mirar.
Y eso es el silencio de la apagada sonoridad de esta ciudad.

Las calles son Bretaña y la periferia Edimburgo,
Y mi paso permiten sonriéndome edificios,
bon jour formulándome los bancos
y aceras de miles de kilómetros,
atraviesan porciones de mar grandes como ensueños.

Los puñales gentiles del ánimo,
adonde pretenden guiarme,
para después surcar mi pecho, mi garganta…
Apagar mi voz igual que a la llama de una vela.
Quedarme en la oscuridad.

Ayer un canto familiar surcó un parque y atracó en mi alma,
me guié por él, y hablé con aquel señor que dejaba sus dedos
buscar solos a Dios entre el blanco y negro de las teclas,
y entonaba Hare Krishna apagadamente despierto.
El domingo comeré y cantaré con Krishna.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Filadelfia-aeropuerto

Todos los seres comemos por el mismo sitio.
Todos los seres respiramos por el mismo sitio.
Todos los seres miramos por el mismo sitio.
Todos los seres ardemos adentro.
Estoy en Filadelfia. Un señor de uniforme, de piel negra, con bigote, con gorra, come en la mesa de al lado, y come igual que yo.
Estoy en el aeropuerto. Tengo miedo.
El señor mira a los paseantes pasar por el pasillo de las puertas de embarque, se distrae mientras mastica y limpia sus manos con una servilleta. Mira, se limpia, mastica, igual que lo hago yo.
Me da miedo porque hablan raro. No hablan igual que yo. Pero la gente se dice cosas, se sonríen se ríen se sonrojan, descansan las conversaciones, hacen tiempo, se entristecen, así hablo yo.
Los códigos del lenguaje. Tan distintos sonidos, son como piedras de distinto mineral, de distintos grosores, colores, densidades, pero todas caen al mismo agua, todas hacen las mismas hondas. Somos códigos y somos también mucho más, pero podemos serlo sólo, pero podemos dejar de serlo. Es todo tan rico. Es todo tan humilde. Me entristezco.
El señor se va con su gorra y mordiendo un palillo. Muerde el palillo igual que lo hago yo. Entonces me siento tan cercano ahora a la gente. Ahora que las piedras del habla sean otras no me importa. De pronto tendré problemas en mi embarque, la señorita me dirá algo que yo no entenderé, y la distancia volverá a ser tan abismal. Tan ancho el camino que nos separa a los seres. Yo de pronto en mi extremo, junto con otro tanto de seres que lanzan piedritas iguales a las mías sobre el agua, y las hondas parecen invisibles. Y Del otro lado esta gente que me rodea ahora. Ahora yo tan solo. Las piedritas del lenguaje, las piedritas del alma, que no son y no han de ser, sino vibrar solo las hondas en lo hondo de nosotros. Los seres, tantos, tan lejos tú de mí y siendo uno.